Viveka y el discernimiento
Las personas nos identificamos frecuentemente con nuestros pensamientos, y por ello nos vemos atrapados por las emociones que generan. Este proceso emocional tiene su origen en un proceso físico y también mental. Nos cuesta darnos cuenta de que es posible aislar los pensamientos de la persona que los experimenta.
Este proceso de «desidentificacion» que implica distanciar los pensamientos permite darse cuenta también que el Observador es un continuo de consciencia; implica observar que el Observador no es un pensamiento, y que puede llegar a sentirse incluido/a en el espacio que le rodea y contener el universo en si mismo/a.
Este ejercicio de discernimiento es una de las bases de la meditación.
Esta cualidad de desidentificación con el mundo mental permite sentir una alegría que provee el discernimiento, viveka, y muestra una nueva forma de felicidad interior. Y esto permite separarse en cualquier momento de la emotividad que produce la identificación de la actividad mental.
Cuentan que de todas las aptitudes o cualidades que antaño se les pedían a los aspirantes espirituales esta actitud era la primera y la más difícil de conseguir, y cuenta la tradición que algunos Maestros rechazaban a estos aspirantes si esta cualidad no estaba ya instaurada .
«...nos vemos atrapados por el proceso emotivo que opera en nuestra mente…«
Distinguir entre lo Real y lo ilusorio va más por no confundirte o no identificarte con las apariencias de las cosas, porque comprendes que tu percepción es fruto del prisma con el que miras las cosas.
De esta manera, por ejemplo, en una noche oscura podemos confundir una soga y una serpiente. Si en tu cerebro prima el sentido de supervivencia saldrás corriendo creyendo que era una serpiente, siendo que tal hecho fue fruto de tu imaginación y del proceso mental que aconteció. Y realmente fue una incorrecta percepción de ese presente.
Para indagar en este aspecto se tienen que dar una determinada claridad mental, y un equilibro entre la intención y la entrega sin resistencias. Hay que desarrollar una profunda base de concentración en la realidad que experimentamos. Y la base se establece a través de una practica consciente y continuada.
Comprender de forma directa que Brahman es lo Real y que maya es ilusión. Que en sanscrito se dice «nitya anitya vastu vivekaha», esto es, la capacidad de discriminar entre las cosas reales y las ilusorias.