Ser orilla y corriente, la atención plena.
Vivir en el cuerpo y aceptar el reto de su experiencia. Estar en la atención plena. Crecer y viajar en todos sus paisajes cambiantes. En su memoria. En sus deseos.
Pararnos un momento sin querer que nada sea diferente, soltar la resistencia. Vaciarse de todo y observar que todo cabe al mismo tiempo. Sin lucha ni angustia de querer estar en otro lugar, «ser» otro lugar. Sin querer poseer ojos diferentes, piel diferente, voz diferente. Y así el ánsia y la búsqueda nos lleve a un lugar de calma.
Hónrate en este segundo. Quédate en una gota de agua. Tal cual eres. Incluso en tu vulnerabilidad y duda, que tienen que existir para mostrarte el camino siguiente, para enseñarte el siguiente paso.
Desde esas orillas congeladas de la incertidumbre, hasta los torbellinos ardientes del deseo, sabes cual es tu camino, sigue en él. Confia en ti igual que confias en el sol que sale cada mañana.
Eres movimiento que transforma la orilla, a cada paso. Y todo está bien.
No dejes que la tormenta enturbie tu fondo, porque sólo es la superficie lo que acaricia la tempestad. Bucea en el fondo y encuentra lo que llevas tiempo buscando.
Contemplemos gozosas el momento de nuestro viaje, en nuestro corazón fuerte, claro, único.
Recuerda tu significado del amor incondicional, ya que el mayor amor es el amor generado por la atención plena al presente tal cual es, ese es el mayor regalo que puedes darte a ti y a las/os demás.
Abrazos
Amara